Un blog de crítica de televisión

martes, 20 de marzo de 2007

PROGRAMAS CON FAMOSO

Hay una tendencia televisiva que puede resumirse en la compleja fórmula de “Programa con Famoso”. Si hace años arrasó el “ponga un gay en su programa”, desde hace un tiempo la consigna es poner a los famosos a bailar, a patinar sobre hielo, a contar chistes o a visitar la Torre Eiffel. Ya no es suficiente con que nos enseñen a sus mascotas o que apadrinen pueblos en el “Gran Prix”.
Antes los famosos sólo salían de las revistas en telemaratones solidarios, ediciones especiales de concursos o programas de cocina. Después, la televisión comenzó a fabricar famosos como longanizas y los programadores adoptaron el formato VIP a todos los reality. La televisión, además de oportunistas, se llenó de viejas glorias arruinadas que aceptaban con patetismo las nuevas reglas de la promoción (desde José Manuel Soto a los hermanos Fernández Ochoa pasando por María Jesús y su acordeón, por citar tan sólo tres casos-enigma ).

Con los primeros síntomas de agotamiento de la telerrealidad más dura, la nueva tendencia son concursos inverosímiles donde ya no compiten Dinios, sino personajes populares del pelaje de Fernando Romay o Belinda Washington, que no quieren ir ni a granjas, ni a islas desiertas ni a polígrafos, y que además donan el dinero que ganan a alguna ONG (cantidad, por cierto, que suele ser insignificante en comparación con lo que cobran por participar). El objetivo es dignificar y humanizar al famoso, volver al espíritu divertido y familiar del “Waku Waku” después de la Era Tómbola. “Mira quién baila” y “El Club de Flo” son los máximos exponentes de esta tendencia.

Reconozco cierta debilidad por el “Mira Quién Baila”. A pesar de la Igartiburu y del tal Poti -contra los que yo lanzaría una fatwa-, este programa está legando imágenes irrepetibles a la historia de la televisión. Momentos casi oníricos, como ver a la nieta de Franco salida como una perra, a María del Monte bailando hip hop o a la Jesulina moviéndose a ritmo de vals vienés. “El Club de Flo”, en cambio, con todo su buenrollismo de monólogo, es duro de ver. Prefiero mil veces ver a el Linterna en escorzo que a Jose Mª Iñigo haciéndose el gracioso.
Entre los programas con famoso que fracasaron estrepitosamente, dos formatos delirantes: “Desafío bajo cero” y “El primero de la clase”. “Desafío bajo cero” era un “Mira Quién se Hostia sobre Hielo” con famosos sacados del arroyo y presentado por un Manel Fuentes en estado –perpetuo- de desgracia. En cuanto a “El primero de la clase”, todavía no sabemos quién engañó a Punset.
En definitiva, vuelve el famoso familiar como alternativa al famoso de polígrafo[1]. Yuju. Lo único bueno es que a veces se mezclan democráticamente o se producen mutaciones. Quiero decir: que uno puede encontrarse al presentador de telediario Jesús BocasecaMan Alvarez bailando salsa al lado de uno de los Chunguitos, a Eduard Punset haciendo un programa con la mujer de Guti, o a la ex –ministra Celia Villalobos haciendo monólogos con el ex –striper Darek (dos de los nuevos invitados de Flo).
Qué lejos queda “Con las manos en la masa”.


[1] Vean también “Anónimos” y “Gente de mente”. Uf.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo del onirismo surgido del contrasentido es una de las máximas de la comedia, y si se produce inconsciéntemente (cosa que no creo) más cómico aún.
Me parto con Telecaviar.
¡Monstrua!