Un blog de crítica de televisión

domingo, 22 de marzo de 2009

DETENGAN A ESTE HOMBRE

Que alguien lo haga rápido, porque acaba de sacar un disco y un videoclip que son para llevarlo esposado ante la Audiencia Nacional. Víctor Ullate Jr, el Director de la Escuela de Fama: ¡A Bailar!, el hombre que vendió a Zeppelin el apellido de su padre para darle al programa un barniz de seriedad, anda por ahí cantando versiones pop de El Rey León y grabando videoclips bochornosos con los concursantes de la escuela. El vídeo es pa verlo: http://www.youtube.com/watch?v=F1wpsnWhf3U

Otro miembro más del club de "Famosos con Disco”, una categoría que tiene muy mala prensa pero que ha dado joyas del género como el mítico "Toda" de Jesulín o el “Irresistible” de Estefanía de Mónaco, la Princesa Choni. Lo que ocurre es que Víctor Ullate, un tipo con aspecto de dibujo animado, va muy corto de carisma. En el programa de Cuatro carece de la más mínima telegenia y locuacidad, incapaz de no tartajear lo que le dictan por el pinganillo, se le ve incómodo, inseguro, eclipsado por el resto de profesores. ¿Por qué ahora también debemos sufrir su carrera musical?

Al hilo de este terrible suceso ya es hora de hablar de “Fama: ¡A Bailar!”, un programa que me fascina desde su primera edición. No se veían tantos calentadores y camisetas de asas desde los tiempos de UPA Dance. Y yo reconozco que, amparándome en la soledad de mis sobremesas, he llegado a practicar el movimiento bum bum, pasos de las coreografías y posturas del diccionario. Quien esté libre de pecado...

Los verdaderos protagonistas de Fama son los profesores. Afortunadamente este año me hacen pasar menos vergüenza -Ullate incluído- porque han mejorado su nivel de expresión verbal cuando hacen de jurado. Pero hay una cosa que ya no puedo soportar más: su obsesiva repetición de la palabra “chicos” cada vez que se dirigen a los concursantes. Es oírlo y regurjitar las patatas fritas.

Mi preferida es Marbelis. La cubana es una superviviente de los peores ballets televisivos, una tía que ha bailado en la Compañía de Alicia Alonso pero que en España ha tenido que hacer de bailarina maciza. En este programa cumple a la perfección su papel de exigente profesora de lírico, transmite bastante sinceridad y es, con mucha diferencia, la que mejor se expresa de todos, que ya es bastante.

Lola y su clásico esterotipo de jefa de estudios, dura y tierna a la vez, es como una imitación hecha con la boina de la mítica Lidia Grant de la serie de televisión. Pero no cae mal.Y en cuanto a Pau, la profesora de jazz fusión, es una pan-sin-sal que por lo menos no molesta.

En el lado oscuro está Rafa, su intensidad y sus gorgoritos operísticos con los que este año pretende crear otra marca de personaje como la de “amazing” y “energy”. O Sergio, el negro hip hopero, un cansino. Con todo su flow y su rollo callejero el año pasado también se sacó un disquito como cantante que ni Ella Baila Sola. Qué manía tiene el personal con sacar discos. Álex, el concursante del año pasado que en esta edición es el “Apoyo de los Concursantes”, es fatal. Dice cosas como "Fama: ¡A Flipar!" y no para de hacer muecas acercándose a la cámara, como si estuviese grabando un vídeo de skaters o no supiese que ya existe el “zoom”.

Si pasamos al tema concursantes, me declaro fan de un tierno murciano troglodítico que se hace llamar Ginés. También del caballón de la Yure, que cuando busca su lado femenino sólo puede transformarse en Arantxa Sánchez Vicario. Me hace gracia ver cuán trozo de madera puede ser un b-boy: Omar y Eric, a la calle. Sobre todo Omar, un pringoso Flanders del Amor cuando intenta camelarse a Marisa, que ahora está con el rumano, un tío que abre menos la boca cuando habla que Aznar o que Jose Luis Moreno en su gloriosa etapa de ventrílocuo.

Y todo esto aderezado con extrañas y descoordinadas entradillas de Paula Vázquez, una de las mujeres que peor se peinan y se visten de la tele. En conclusión: ver Fama: ¡A Bailar! después de comer es un planazo.



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