


Su discurso me fascinó, una mezcla de telepredicador, presentador de teletienda y monitor de aerobic con lenguaje de 4º de Psicología (al Tom Cruise de “Magnolia” casi le dan el Óscar por mucho menos). Por supuesto, tecleé rápidamente su página web, www.seduccioncientifica.com, un largo monólogo de la Paramount en el que pretenden dar cobertura científica a todas sus teorías sobre cómo clavar un clavo los fines de semana. Se habla de maestros, enseñanzas, paradigmas, metodologías y técnicas como si fuesen una centenaria escuela de pensamiento. Entre las nuevas categorías creadas hay sesudos conceptos como “chulifresco” (deberían contactar con los L-Khan). Si Ramón y Cajal levantase la cabeza...
La cuestión de fondo es que tipos como él son el cáncer de cualquier barra, un peligro de la noche superior a carteristas y a camareros bordes. Entre otras cosas, por el rechinar de dientes que te provocan sus frases untuosas con sonrisilla de galán (yo encima tengo bruxismo, así que no me lo puedo permitir). Prefiero que te aborden con un clásico “¿Vives por aquí?” a la recomendación de nuestro experto: “Hola, ¿crees que estás preparada para aceptar el cumplido de un desconocido, que no lo es tanto?” (atención a la entonación grimosa que hay que poner tras esa coma). Del impacto se te puede caer la copa.
Lo bueno es que en las ciudades grandes funciona muy bien la segregación hostelera y no solemos frecuentar los mismo sitios, pero en pueblos y provincias te los comes todos. Que no digo que no tengan su público, ojo, que entre los concursantes de “Mujeres y Hombres y Viceversa” los libros de Mario Luna deben ser como la Biblia.
A lo largo de la entrevista que le hizo Buenafuente, me dió la saludable sensación de que planeaba un cierto aire de vacile que el presentador no podía evitar, y que culminó cuando la niña de Shrek le regaló un capullo. He pensado que si a Víctor Ullate Roche hay que llevarlo ante Garzón, al tal Mario Luna habría que llevarlo directamente al Tribunal de La Haya.
Yo, como el Tío de la Vara.